(o el sueño de la razón produce monstruos hermosos, para mejorar la cita de Goya)
Tampoco pensé o soñé alguna vez con ir a España. Faltabas vos para que el sueño ausente tomara forma y encontrara un camino que ya existía en tus sueños. Aquí me doy el lujo de escribir-decir poco: con la evocación de esta vivencia compartida, con esta vida en España, se consolida la tesis sobre el encuentro de los sueños. Se materializa en toda su potencia radiante, poética y paradójica.
Casi todo fue luminoso y delirante, sin mucho timón, con mucho delirio, eso, como dijo el amigo insalvable de Roberto Bolaño en el epígrafe de “La pista de hielo”: sin timón y en el delirio.
Incluso lo peor, lo más difícil, encontró una canción, como quien cree que ha visto una luz al otro lado del río.
Gracias.
Yo, la verdad, solo pensé y aposté por esta aventura peninsular con la idea de tu presencia y tu compañía. De otra forma, no tenía mucho sentido.